Cómo optimizar los empaques termoformados en la industria cárnica: todo lo que necesitas saber para un empaque eficiente, atractivo y funcional.
En la industria cárnica, el empaque no es solo una capa que cubre el producto: es una herramienta para protegerlo, conservarlo y mostrarlo de la mejor manera posible. Entre las mejores opciones están los empaques termoformados (tipo tapa y fondo) que, con la tecnología adecuada, pueden marcar una gran diferencia.
Aquí te contamos cómo funcionan, qué evaluar y cómo asegurarte de que su desempeño sea el mejor en planta.
¿Por qué son tan importantes los empaques termoformados?
Estos empaques cumplen tres funciones esenciales:
- Protección: evitan el contacto con contaminantes, humedad y luz, reduciendo la oxidación.
- Conservación: ayudan a mantener el color, la textura y el sabor, prolongando la vida útil.
- Exhibición: dejan ver el producto de forma clara y atractiva, lo que genera confianza en el punto de venta.
Además, al usar películas coextruidas (combinaciones de polímeros con alta resistencia y propiedades barrera), se logra un empaque más duradero, práctico y alineado con los requerimientos actuales del mercado.

¿Qué significa que un material sea termoformable?
La termoformabilidad es la capacidad del plástico para moldearse con calor y presión sin perder sus propiedades. Suena técnico, pero aquí te lo resumimos con los puntos clave que debes revisar:
- Espesor uniforme: sin zonas débiles ni burbujas.
- Temperatura adecuada: ni muy caliente (porque se rompe), ni muy fría (porque no moldea bien).
- Buena fluidez: para adaptarse al molde sin adelgazarse de más.
- Resistencia al estiramiento: para que no se agriete ni deforme.
- Sellado perfecto: porque un mal cierre arruina todo lo anterior.

Cómo elegir el material correcto (sin enredarse)
Cuando vayas a seleccionar una película termoformable, piensa en estas cinco características:
- Claridad visual: para mostrar bien el producto en el punto de venta.
- Barreras contra oxígeno y humedad: vitales para preservar la carne.
- Resistencia mecánica: que soporte golpes, transporte y manipulación.
- Sellabilidad: para lograr un cierre hermético.
- Sostenibilidad: cada vez más importante en el cumplimiento de normativas y expectativas del mercado.
Una vez puesto en práctica, debes verificar si el empaque cumple con lo prometido. Estos son los tres chequeos principales:
- Inspección visual y dimensional: que se vea bien y cumpla las medidas del molde.
- Pruebas mecánicas: que no se raje, no se rompa, y aguante el transporte.
- Verificación del sellado: que cierre perfectamente y no haya fugas de aire.

Una regla práctica: el calibre (grosor) del material debe estar en proporción con la profundidad del molde. Si el empaque es muy profundo, pero la película muy delgada, habrá problemas de adelgazamiento y rotura. ¡Ojo con eso!
Conclusión: ¡más que un empaque, es una herramienta de calidad!
Los empaques termoformados no son solo parte del proceso: son aliados estratégicos para mantener la calidad del producto cárnico desde la planta hasta el consumidor.
Evaluar bien la termoformabilidad, elegir materiales adecuados y hacer controles rigurosos en planta puede marcar la diferencia entre un producto promedio y uno excelente.
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